So Clover! Créditos

Diseño: François Romain

Desarrollo: Cédrick Caumont y Thomas Provoost aka « Les Belges à Sombreros ».

Equipo de Repos Production: Éric Azagury, Pierre Berthelot, Nicolas Boseret, Valérie Brion, Stefan Brunelle, Alexandre Catudal, Ella De Mathelin, Julien Deroubaix, Virginie Gilson, Tanguy Gréban, Soufian Guinou, Winnie Kenis, Nicolas Pastor, François Pirlot, Marine Poujade, Florian Poullet, François Van Cranenbroeck, Nastassja Vandepeutte, Thomas Vermeir y Géraldine Volders.

 

AGRADECIMIENTOS

Me han dicho que puedo escribir agradecimientos, pero es algo que no he hecho nunca y se me hace un mundo. Así que ahí va eso. Espero que me entendáis y que nadie se enfade si estas palabras son demasiado o no son suficiente... Al fin y al cabo, es mi primera vez.

Si habéis leído todo hasta el final, veréis que es completamente... bueno, en realidad no, no leáis tanto. Os sorprenderá descubrir todos los secretos y las conspiraciones que encierra este mundo.

A mi hombrecito, que me hace sonreír, que me hace feliz y que me hace sentir orgulloso a diario. Espero que creas en todo lo que hagas y que algún día te veas como te veo yo. Eres mi pasión, mi tesoro, mi hijo. (Vale, vale, no solo eres mío. A veces también dejo que tu madre participe).

A la persona que me trajo a este mundo, que siempre me ha apoyado e impulsado para que consiga mis sueños. A mi madre, que siempre ha cuidado de mí. (¿Has visto? He puesto lo que acordamos y no he dicho nada de las veces que me has regañado por tener el cuarto desordenado).

A mi amigo sin el cual nada de esto existiría. Gracias por creer en este proyecto y por impulsarlo tan lejos. Gracias por tu amistad, por confiar en mí, por tu apoyo infinito y por tu bondad. Cuenta incondicionalmente con mi amistad. (Quiero ser para ti lo que Chewbacca es para Han Solo. Y no, no lo digo por mi pelo. Al menos no solo por mi pelo).

A la persona que mejor entiende las letras del mundo. Si este juego existe es gracias al amor que me has transmitido hacia las palabras y su significado. Aunque no vayas a leer esto, me hace feliz escribirlo. (No, papá, no. Buscar en el diccionario palabras que no conoces no es algo divertido para un niño de ocho años, ni siquiera un poco. Pero tenías razón en que era bueno para mí).

A mi hermana, que me ha enseñado que ningún reto es imposible de superar. (Mejor no hablar de batallas, de peleas en la cama ni de castigos... Eso es otro tipo de aprendizaje).

A la persona que me ha ayudado a crear este juego, que volcó su corazón en cada una de sus versiones, que dio con la tecla para hacerlo más bonito y entretenido. Doy las gracias por haber trabajado contigo. (Aunque he de decir que cada vez que me pedías una lista de palabras para tal día y me pasaba toda la noche escribiéndola para que luego no utilizaras ninguna, mis horas de sueño se acordaban de ti).

A la persona que creyó en un don nadie (yo), que me introdujo en la industria de los juegos con un simple apretón de manos, nada más, ni siquiera una firma en algún papel. A la persona que me ha hecho crecer y brillar aquí. (Espero que la versión corsa de tu mano fluya abundantemente, jefe).

A mi amigo, que es más que mi hermano improvisado, que me enseñó a hacer que mi imaginación volara más alto que la luna, con el que he compartido miles de momentos. (Me voy a saltar lo de la despedida de soltero y lo del día que nos conocimos. Eso mejor que se quede entre nosotros. Ahora bien, la historia de Pilou Pilou se la cuento a todo el que quiera oírla).

A la persona que le dio vida por primera vez a este juego. Lo creas o no, nació de la punta de tus tijeras. Guardo con cariño nuestros recuerdos y te deseo un futuro lleno de felicidad. (Tienes razón, es mío, pero te lo presto. Bueno, vale, digamos que nos lo prestamos).

A mi abuela. Esto no es un libro, pero tenías razón en eso de que crearía algo. Sé que es tarde, lo siento, no he podido enseñarte esta caja, pero estoy seguro de que la verás desde donde quiera que estés. (Tengo que decirte una cosa: Tengo que confesar que fui yo quien se comió todas las galletas de la despensa. No me vas a castigar por eso treinta años después, ¿verdad?).

A mi profesor, ¿o debería decir «mentor»?: gracias por revivir mi amor por aprender y por la escuela. No eres san Pedro, aunque también tienes una larga barba blanca, pero estés donde estés, espero que sepas que ayudaste a muchos niños, a mí el primero. (¿Te ha hecho gracia la comparación con san Pedro?).

A la persona que un día me dijo, sin planearlo, «vente a Bruselas, ya verás qué divertidas las noches de juegos de mesa». Lo que no sabías es que sería el comienzo de este camino. (Sigue siendo así de malo en el “Si j’pogne”. Tú eres un maestro y yo no soy más que un fan, pero nunca me ganarás una partida de “Si j’pogne”.)

Al intermediario: eres una persona maravillosa. Estoy orgulloso y feliz de conocerte y de poder llamarte amigo. Has sido y sigues siendo una gran fuente de inspiración para mí. (Aunque tendrás que admitir que sigue habiendo cosas «tontas» en todo esto).

A la señora G, que me llamó un día para tener una conversación que cambiaría mi vida. (Por cierto, tu trabajo tiene buena pinta. Se me ha ocurrido una idea para un regalo de cumpleaños).

A los dos, a mis amigos que ahora son pareja, con los que he compartido tantas noches, tantas partidas («Por Dios, juega más rápido») y tantos momentos importantes. Gracias por vuestra sinceridad en todo momento y en todos los aspectos. Gracias por vuestra amistad, sincera y leal, que sobrevive a la distancia y al tiempo. Espero que vuestra placa siga tan bonita y colorida. Sois maravillosos. (Prometo que no hablaré de las fiestas de cumpleaños ni aunque me lo pidan.)

Al hombrecito que, sin avisar y a pesar de todo, fue la clave para muchas cosas. Mathis, tú ganas todos los días. Espero que seas feliz y que seas consciente de cuánta gente te quiere. Dale un abrazo a tu padre de mi parte.

Al señor Kdo, que ha superado todas las expectativas que tenía en cuanto a nuestra relación. Una reunión que se me quedó grabada en la memoria como terriblemente humana. Gracias por todo: por escucharme atentamente, por ofrecer tu simpatía, por la energía que aportas al mundo de los juegos... (Necesito aclarar que cualquier avance profesional está limitado por la amistad, para aquellos que esperaban que hiciera alguna declaración de amor en este documento. No es mi estilo. Saludad a Mag de mi parte).

Al equipo de Trictrac, al antiguo y al nuevo. Mi reconocimiento para Phal, Mops y 20.100, mis primeros compañeros de juego. Gracias a vosotros descubrí este universo. Gracias. A Guillaume, Florian y German, con quienes pasé noches maravillosas en las que humanos terriblemente humanos se conocían entre sí.

Al equipo de Repos Prod, por involucrarse tanto en todos sus proyectos. Gracias por vuestro tiempo, vuestra energía, vuestro entusiasmo y vuestro apoyo.

A mis compañeros actuales, con los que comparto tantos buenos recuerdos. Somos una familia. Os tengo mucho cariño. Ya seáis el sabio Colami, el Torpe, el Gran viajero, el “Gin cola sur 1000 volts”, el Medici dulce, el Rayo de sol, el Joven amigo, la Madre protectora, el Oído atento, el Friki apasionado, el Protector de los juguetes, el “zoubisoubisou” o cualquier otro: me siento muy afortunado de compartir mis días con todos vosotros (excepto con uno, pero no diré quién, porque entonces desconfiaréis y porque así es más divertido.)

A mi fiel horda de Belgoludiconews, con quien me encanta reunirme todos los miércoles por la noche.

A mis amigos de Ludwikend, con los que me encanta quedar y quienes forman una parte importante de mi familia de juego.

A la persona con quien empuñé espadas de goma, con quien participé apasionadamente en juegos de rol y con quien lancé hechizos jugando a LARP. (He de decir que este es el agradecimiento más especial que he tenido la oportunidad de escribir).

Al equipo del Chambard, de quien he aprendido muchísimo en cada interacción y con quien comparto muchas historias. (No olvides masajearte las rodillas, de verdad, es importante).

A mis antiguos compañeros, que han pasado tantos momentos «fuera de lo normal» conmigo y algunos de los cuales siguieron la llamada del mundo de los juegos. (Prometo que, con algo de paciencia, siempre sale el sol. Siempre).

A Thomas, Mel, Steph, Antoine, Jess, Patch, Plume, Rudy, Thierry, Seb y Glouglou, Amandine, Sandra, Julie, Marie, France, Mad Ben, Flo, Éric, Bérengère, Gilles (¿sabías que la temperatura de fusión del cobalto es de 1495 grados?), Bohdan, Michel, Nanou, Laurent, Tycha, David, Laurence, Roxane, Alexis (a quien no veo lo suficiente), Xavier, Virginie, Lord Ton Père, Capitaine Web, Manox y Kwakos (si crees que estos cuatro últimos tienen nombres raros, busca el podcast “Apéro du Captain”), Audrey, Gilles, Jonhatan, Delphine (si quieres hacerme feliz, una fondue nunca falla), Déborah, Angélique, Bilou, Caro, Damien (...o el chocolate), Kim, Grichka, Beverly, Bowen, Maryse, Meeple, Léo, Jade, Shaman, Pixies, Pupuce (sí, también doy las gracias a mis gatos y a mis perros) y a todos los amigos y familiares que me he olvidado o no he mencionado.

A quienes juegan, que habrán empezado el juego y habrán pensado que es imposible o muy difícil, pero que habrán acabado por dominarlo y sentirán mucho orgullo, y con razón. Espero que lo paséis bien y que os deis cuenta de lo poderoso que es vuestro cerebro. (Si no os habéis dado cuenta todavía, ¡jugad de nuevo!).

A quienes se hayan tomado el tiempo de leer hasta aquí. Dios sabe que no he sido breve. (Un momento, ya casi llego al momento de la verdad).

A todas estas personas, muchas gracias, porque habéis contribuido a la persona que soy hoy en día de una manera o de otra, y os prometo que soy muy feliz.

Disfrutad de todo, la vida es demasiado breve como para estar aburrido, he perdido, los gatos dominan el mundo (os lo tengo dicho, siempre están tramando algo) y como suelo decir: «Ciao, gente».

 

François